Según los científicos tenemos aproximadamente unos 60.000 pensamientos a lo largo del día. Y de todos esos pensamientos el 80% suelen ser repetitivos y de carácter negativo tanto hacia nosotros mismos, hacia nuestras circunstancias, así como también hacia los que nos rodean; y en la mayoría de ocasiones ni siquiera somos conscientes.

Cada cosa que pienso sobre mí, cada cosa que me digo determina mis acciones, determina lo que hago y cómo lo hago, y por tanto condiciona totalmente mis resultados.

A la vez, cada cosa que pienso de otr@ determina mi comportamiento hacia él/ella y al mismo tiempo su comportamiento hacia mí, y por lo tanto nuestra relación se ve totalmente condicionada por estos pensamientos.

El reconocimiento es clave para nuestro desarrollo como personas. A todos nos gusta y nos satisface sentir el respeto, el afecto, el aprecio y el reconocimiento sincero de los que nos rodean.

Este reconocimiento nos ayuda a ver todo lo positivo que hay en nosotros y que muchas veces se nos escapa, y es un constructor natural de la autoestima. Nos nutre, nos aporta fuerza, vínculo y unión. Eleva a quien lo recibe, pero también a quien lo da.

En este sentido es importante que aprendamos a recibir, porque no siempre sabemos hacerlo. Muchas veces sacamos mérito a lo que nos dicen porque nos incomoda, o devolvemos el cumplimiento recibido a la persona que nos lo ha hecho, o bien rápidamente desviamos la conversación hacia otra dirección, o incluso puede llegar a generar en nosotr@s un sentimiento de deuda. Aprender simplemente a sonreír y dar las gracias, aceptando y permitiéndonos recibir plenamente cualquier halago o cumplido puede llegar a ser un gran reto y aprendizaje para muchos de nosotros.

A la vez que es importante que aprendamos a recibir, también es esencial saber ofrecer nuestro sincero reconocimiento a los que nos rodean. Y por eso es necesario que entrenemos a nuestra mente en el aprecio, para llegar a ser capaces de ver y valorar, cada vez con más facilidad, los aspectos positivos de los demás y romper con esta tendencia que se genera a menudo hacia la crítica y el juicio.

“Aquello en lo que te centres, crecerá”. Por lo tanto, pregúntate:

¿Qué quiero hacer crecer?

Como Martin Seligman dice:

“Una de las formas más efectivas de aumentar el nivel de felicidad personal es establecer buenos vínculos con los otros”.

Si quieres mejorar alguna de tus relaciones (pareja, hijos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos…) puedes practicar un ejercicio de apreciación que da unos resultados increíbles. Escribe cada día un listado de aspectos que valoras de esa persona. Cuantos más aspectos positivos busques, más encontrarás y cuantos más aspectos encuentres, más intentarás encontrar. Y poco a poco verás cómo vas sintiéndote cada vez mejor con él o ella y como vuestra relación se va transformando y potenciando cada vez más. Hazlo por 30 días mínimo.

Como hemos dicho anteriormente, el reconocimiento de los otros hacia nuestra persona es muy importante como seres humanos y sociales que somos, pero es primordial que nuestro reconocimiento personal parta esencialmente de nuestro interior y que nosotros mismos lo ejercitamos, promoviendo la autovaloración positiva, haciéndonos de este modo cada vez más conscientes de todos aquellos aspectos, cualidades, méritos, talentos y cosas bonitas que tod@s tenemos. En este sentido también podemos realizar el ejercicio de apreciación, antes comentado, enfocado hacia nosotros mismos y de esta manera mejorar la relación más importante en nuestra vida.

Hay que tener en cuenta que hay personas que constantemente buscan este reconocimiento de forma externa. Buscan en el exterior lo que no son capaces de encontrar en el interior, y esto es muy poco saludable. Son personas que esperan que se valoren sus acciones, palabras, comportamientos, actitudes, físico… y únicamente son capaces de sentirse bien si reciben comentarios positivos de los demás. Esta manera de actuar representaría posicionarse en el otro extremo contrario y supondría un gran desequilibrio.

De hecho cuando yo me reconozco como una persona valiosa dejo de sentir la necesidad de que los demás reconozcan que lo soy. Y no necesito que me digan a cada instante como hago de bien las cosas.

Evidentemente que habrá aspectos de nosotros mismos que nos gustarán más que otros, pero podemos dejar de pelearnos con todos estos aspectos que todavía no nos salen como quisiéramos y verlos simplemente como nuestras áreas de crecimiento. Cuando hacemos las paces con estas partes nuestras que no nos satisfacen del todo es cuando podemos crecer aún mucho más rápido, en lugar de si vivimos juzgándonos, criticándonos y presionándonos.

Muchas personas tienen la creencia interna de que para poder progresar y mejorar hay que ser dur@ con uno mism@. Pero nada más lejos de la realidad, la manera más rápida de mejorar y evolucionar es tratándonos bien siempre, con respeto y con mucho cariño, y especialmente cuando las cosas no nos han salido o no nos salen como quisiéramos.

Louise Hay decía:

“Si aceptas una creencia limitante, se volverá una verdad para ti”.

Es imprescindible prestar atención y hacernos conscientes de nuestro diálogo interno. Si tu diálogo interno es negativo, tus resultados negativos continuarán una y otra vez. Háblate a ti mism@ como si le estuvieras hablando a la persona que más quieres. ¿Cómo le hablarías? ¿Qué le dirías? Pues así mismo es como debes tratarte y hablarte a ti, la próxima vez que te equivoques. Eso sí, para poder pasar de la autocrítica a un diálogo amable con nosotr@s mism@s se requiere por nuestra parte mucha conciencia, atención, práctica y constancia. Se trata de un verdadero entrenamiento.

Por otra parte hay que tener en cuenta también que siempre habrá personas que no estén de acuerdo con nuestra forma de ser o de hacer, pero en realidad nadie nos puede hacer sentir mal si nosotros no lo permitimos. Lo que otra persona piense o diga de ti no depende realmente de ti. Pero lo que hagas con lo que te digan sí depende única y exclusivamente de ti. “Sin importarme lo que pienses de mí, yo sigo siendo una persona valiosa”.

“Nada tiene significado excepto el que nosotros le damos”

Nadie externo nos puede etiquetar e imponer si somos o no valiosos. Esto únicamente depende de nosotros mismos, de nuestra perspectiva, de si decidimos valorarnos o no. Cuando éramos pequeños no sabíamos todo esto y aceptamos como verdad todo lo que decían de nosotros. Ahora, sin embargo, como adultos que somos estamos en disposición de no permitir que nos influyan los comentarios negativos que hagan otras personas sobre nosotros, o que hayan hecho en el pasado, porque para que tengan algún efecto tenemos que aceptar y creernos lo que nos dicen. En estos momentos nosotros podemos decidir libremente si los aceptamos o no. Por ello es imprescindible que primero tomemos conciencia y que después elijamos de forma consciente y deliberada creer algo diferente respecto a nosotr@s mism@s, algo que nos sea favorable, nos ayude y nos haga bien.

Albert Einstein decía:

“Preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación, porque tu conciencia es lo que eres, es tu problema. Tu reputación en cambio es lo que otros piensan de ti, y lo que piensen los demás es problema de ellos”.

 

Recuerda que tú eres la única persona con la que estarás

a lo largo de toda tu vida.

Si te haces amig@ de ti mism@, nunca te sentirás sol@.

Cuídate y priorízate.    

Conecta con tu interior, con tus verdaderos anhelos y deseos

y sigue  a tu corazón.

Trátate siempre con respeto, afecto y comprensión.

Y conviértete en tu mejor amig@!!!