DESCUBRE LAS TRES ENERGÍAS QUE HABITAN EN TI: TAMAS, RAJAS Y SATTVA
En la filosofía yóguica, se nos habla de tres energías que están presentes en todo lo que existe. Se llaman Gunas y viven también dentro de ti. Se mueven, cambian y se combinan constantemente, influyendo en cómo piensas, cómo sientes y cómo reaccionas ante la vida.
Estas energías son: Tamas, Rajas y Sattva. Aprender a reconocerlas es como tener un mapa interno que te guía hacia más claridad, armonía y bienestar.
1. Tamas – La energía de la inercia y la pesadez
Tamas no es mala. Es la energía que te invita a parar, a descansar, a desconectar. Pero cuando se queda demasiado tiempo, te apaga, te aísla, te desconecta de ti misma.
Ejemplos reales en tu día a día:
- Te cuesta salir de la cama por la mañana y todo te parece cuesta arriba.
- Postergas tareas que sabes que debes hacer, pero te abruman solo de pensarlas.
- Te sientes sin motivación, como si nada tuviera sentido.
Cómo equilibrarla con amor:
- Sal a caminar un rato, aunque no tengas ganas. El movimiento rompe la inercia.
- Haz pequeñas acciones: arregla tu cama, abre las ventanas, pon música que te levante el ánimo.
- Come alimentos ligeros, vivos: fruta, verduras cocidas, infusiones digestivas.
- Conecta con la luz natural, rodéate de cosas que te hagan sentir bien y/o comparte un momento con alguien que te nutra.
2. Rajas – La energía del movimiento, el deseo y la acción
Rajas es esa energía que te impulsa a hacer mil cosas. Es creativa, activa, pasional. Pero en exceso, te agita, te dispersa, te drena. Es como tener el cuerpo en marcha y la mente en bucle.
Ejemplos cotidianos:
- Saltas de una tarea a otra sin terminar ninguna.
- Estás físicamente cansada, pero tu mente no para: preocupaciones, listas mentales, comparaciones.
- Te sientes irritable, impaciente o sobreexigida con todo.
Cómo calmar esta energía:
- Practica la respiración profunda o alternada (Nadi Shodhana).
- Prioriza. No todo es urgente ni importante. Aprende a decir “hoy no”.
- Elige alimentos nutritivos y reconfortantes. Evita el exceso de café o azúcares.
- Practica yoga suave, pausado.
- Ralentiza tu ritmo sin culpa.
3. Sattva – La energía de la claridad, la paz y la armonía
Sattva es esa sensación de equilibrio, cuando tu mente está clara, tu corazón tranquilo y tus decisiones fluyen desde un lugar consciente. No es perfección, es presencia.
Cómo se siente sattva:
- Te sientes alineada con lo que haces. Estás en el presente, sin culpa por el pasado ni ansiedad por el futuro.
- Tienes una sensación de liviandad, sin sobrecarga.
- Disfrutas de pequeñas cosas: una conversación, un paseo, una comida casera.
Cómo cultivarla cada día:
- Dedica al menos 5 minutos a estar contigo: sin pantallas, sin hacer nada, solo respirar y estar presente.
- Rodéate de belleza: flores, música de frecuencias elevadas, un espacio ordenado…
- Pasa tiempo en contacto con la naturaleza.
- Practica yoga, meditación, recibe Reiki…, haz lo que te conecte contigo misma.
- Cuida tu alimentación como un acto de amor propio.
- Elige lecturas, compañías y contenidos que nutran tu mente y tu corazón.
Todas habitan en ti, pero tú eliges cómo usarlas
No se trata de eliminar a Tamas o Rajas. Son necesarias. Tamas te permite descansar.
Rajas te empuja a crear.
Sattva te recuerda quién eres.
La clave está en aprender a reconocer cuándo una de ellas se adueña de tu estado interno y cómo puedes volver al centro.
Un ejemplo de un día consciente
Mañana: Te levantas sin ganas (tamas). En lugar de quedarte en el sofá, te duchas, haces unos estiramientos y te preparas un desayuno nutritivo.
Tarde: Sientes la mente acelerada (rajas). Tomas una pausa de 5 minutos para respirar, te organizas y terminas lo pendiente con presencia, sin prisas ni agobio.
Noche: Preparas una cena ligera y te regalas unos minutos de silencio o lectura inspiradora antes de dormir (sattva).
Tamas, rajas y sattva forman parte de ti. Ninguna es buena o mala, todas tienen su lugar.
Lo importante es que sepas reconocerlas y saber qué necesitas en cada momento.
Observarte con cariño, ajustarte con suavidad, y volver una y otra vez a tu centro.
Ahí está tu poder.
